Si la fe de alguno de vosotros se resquebraja no tenéis por qué temer: os presento a Father John Misty. Bautizado como Joshua Tillman en el seno de una familia cristina, aprendió a tocar la batería y la guitarra cuando era joven, lo que le llevaría a recalar en grupos como los Fleet Foxes y a grabar ocho discos en solitario. Pero lo que parecía ser un rostro más en el panorama indie estadounidense se ha convertido en una figura de carácter genuino, a la que cada vez se le suman más adeptos y que no tiene pensado frenar su asalto a las listas de éxitos (si es que eso denota algún tipo de éxito hoy en día).
Con solo dos trabajos bajo este seudónimo, Father John Misty ha conseguido engendrar un universo donde se mezcla lo elevado y lo sucio, lo conmovedor y lo cómico, lo mítico y lo autobiográfico. En su disco más reciente 'I Love You, Honeybear', el compositor explora la canción de amor y el delirio de la vida moderna. La visión de Tillman es decadente y sarcástica, pero eso no resta dimensión a sus letras. Contrasta, sin embargo, con el preciosista apartado sonoro de naturaleza orquestal e identidad crooner, que nos transporta a producciones como las de John Lennon, Scott Walker o Nick Cave. El estadounidense encarna la ansiedad por los tiempos urgentes, la torpeza existencial del hombre, la frustración ante el deseo sexual, la paranoia sociológica, las drogas, los moteles de extrarradio, las luces de neón y los perdedores. Canciones como 'Bored In The USA' o 'Holy Shit', en las que cada palabra es devastadoramente precisa, están destinadas a convertirse en himno generacionales. La música de Father John Misty es tan desconcertante que por momentos uno no sabe si reír o llorar. Limitémonos, pues, a disfrutarla.
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